Conmovedor, sobrecogedor y triste son algunas de las palabras que
me vienen a la mente al ver esta preciosa y a la vez terrible fotografía del
pequeño sirio de 3 años, Aylan Kurdy.
Si es
ético o no hacer la fotografía y publicarla es una decisión de extrema
delicadeza y a la hora de meditarlo creo que es vital pensar en las
consecuencias, en las repercusiones positivas y negativas que va a tener.
Por un
lado es duro ya que piensas también en como se sentirán sus familiares al ver
la imagen del pequeño publicada por todas partes, aunque creo que eso es lo que
menos les importa en este momento . Por otro lado, me gustaría entender por qué
esta fotografía ha causado tanta polémica cuando constantemente ya sea en
televisión o redes sociales, se publican imágenes de niños de todo el mundo
desnutridos, mutilados, desamparados... afectados por guerras, desastres
naturales o por la pobreza en la que viven.
Es
repugnante que hoy en día sigan sucediendo cosas así y si al menos esta
fotografía del pequeño Aylan ha servido para que los gobiernos vuelvan a tratar
el conflicto y se pongan las pilas para ayudar a los refugiados, solo me cabe
pensar que su publicación ha sido beneficiosa no solo para concienciar al mundo
entero de la realidad de muchas familias, sino también para evitar que más
gente inocente siga viviendo con miedo a acabar como este pequeño o que sus
familiares y amigos corran la misma desgracia.
Por lo
tanto, si el resultado ha sido positivo opino que se ha hecho bien al publicar
esta fotografía, siempre que se haga desde el respeto y fuera de lo morboso,
solo para mostrar la realidad que viven algunas personas e intentar buscar
respuestas por parte de los que realmente pueden cambiar el rumbo de estas
situaciones.
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